Último fin de semana de Agosto
y las reses bravas vuelven a ser guiadas por el camino de Lerín. Una tradición
que desde 1915 se ha ido repitiendo. Los jóvenes esperan a las vacas en la
cuesta del pilón para correr sin escapatoria posible; sólo el seguir corriendo.
La naturaleza humana encuentra en la cultura la satisfacción de instintos, el
riesgo como iniciación, como autoafirmación.
Agustín Garrido Gorría
IES Marqués de Villena