En la encrucijada de la adolescencia, algunos jóvenes desplazan la quietud reflexiva de los libros por el frenesí digital. ¿Es acaso la pantalla la nueva neurona que guía sus pensamientos? La tecnología, si bien expande horizontes, eclipsa el ritual pausado de sumergirse en las páginas de un libro. ¿Hemos sacrificado la profundidad por la superficialidad de los clics y deslizamientos? Este cambio, más que una mera transición generacional, plantea interrogantes sobre la esencia misma de la contemplación y la conexión con las ideas. La filosofía, en este contexto, emerge para explorar el equilibrio entre la inmediatez digital y la riqueza introspectiva de la lectura.
Lucia Juez-Sarmiento Ponce
