Cuántas veces a lo largo de nuestra vida hemos cerrado los ojos con la esperanza de encontrarnos un lugar perfecto bajo nuestras pupilas. Nos hemos acostumbrado a realizar un gesto tan innato para desaparecer del mundo y llegar a los lugares más remotos de nuestro universo. Y es que a veces solo necesitamos cincuenta milésimas de segundo para transportarnos a nuestro mundo perfecto en el cual el egoísmo, la envidia, la soberbia… solo son meros sentimientos utópicos, los cuales se desvanecen frente al sentimiento universal, el amor.
Aixira Sánchez Muñoz
Colegio Ntra. Sra. del Huerto