Los videojuegos son el ocio más común entre los niños y adolescentes del siglo XXI y si bien ofrecen entretenimiento y experiencias virtuales inmersivas, han sido vinculados con el sedentarismo, ya que suelen implicar largos periodos de tiempo frente a pantallas. La preocupación radica en el impacto negativo en la salud física, con una disminución de la actividad física y un estilo de vida más sedentario. ¿Existe la posibilidad de equilibrar los videojuegos con otro tipo de ocio que incluyan la actividad física?
Candela Gago Vidaurre