En ocasiones cualquier vela puede perder su luz. A veces es el viento, otras un soplido... Sin embargo, cuando esto pasa, es raro que la habitación se quede a oscuras, ya que siempre hay más llamas que se encargan de que no falte la luz. Creo que algo así pasa con las personas. Todo el mundo corre el riesgo de perder su luz. Todos necesitamos ayuda en algún momento. Si nos cuidamos los unos a los otros conseguiremos que nadie pierda su luz para siempre.
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