La vela ilumina, pero a costa de consumirse. Así ocurre al cuidar de otros: si
damos sin medida, nos agotamos. La clave es el equilibrio. No podemos ser luz si
nos extinguimos en el proceso. Ayudar no significa descuidarnos; implica reservar
energía, poner límites y reconocer que nuestro bienestar es esencial. Cuidar de
nosotros mismos no es egoísmo, sino una necesidad para seguir ofreciendo lo
mejor. No se trata de dejar de dar, sino de hacerlo con conciencia, sin perdernos
en el intento. Solo quien protege su propia llama puede seguir iluminando a los
demás.
73420962V